Los miedos del signo de Libra
Los que nacen bajo el sino de la balanza son afectos a una de las condiciones más precarias de la existencia: el
equilibrio. No es fácil ser el encargado de devolver el balance a las personas y a la vida, a las situaciones y los sentimientos.
Los Libra viven en una zona intermedia, donde son
catalizadores de los cambios, pero rara vez se permiten cambiarse a sí mismos. Esto es porque valoran, por encima de todas las cosas, una sensación de plenitud en la que no impera el
alma sobre el cuerpo, o lo material sobre lo
espiritual, ni la luz sobre la sombra: prefieren ese estado en que lo opuesto se complementa en un circuito perfecto y en movimiento pleno.
¿A qué le temen los nacidos bajo el signo de Libra?
Los nativos del signo de la balanza son, por regla general, personas metódicas, con la agenda al día y el inbox limpio. No dejan una llamada sin responder ni un asunto pendiente. Pagan sus deudas con
puntualidad y en el día de tu cumpleaños son los primeros en llamarte y regalarte lo que realmente deseas.
Ello se debe a que los Libra aman el orden de todas las cosas... y temen a muerte a su opuesto: el caos. Aquello que sale de su control, cuanto se mueve por
voluntad propia y le ataca, encarna sus mayores miedos. El azar, las coincidencias desafortunadas, los planes frustrados son, para los Libra, mareas que los arrastran a zonas desconocidas, llenas de incertidumbre y de pérdida.
El caos es un monstruo informe y sin límites que, de surgir, amenaza la cuidadosa existencia que Libra ha creado poco a poco, labrando con esfuerzo y dedicación. Por mínima que sea la
alteración de su vida y los reveses de su fortuna, para un Libra el desorden es el desatamiento de la entropía, del desgaste que todo lo consume, y del que sienten que no hay retorno posible.
¿Cómo puede vencer este miedo un Libra?
Hay un viejo refrán que dice que quien mucho abarca, poco aprieta, y eso vale para Libra. Sentir que hacemos un trabajo no quiere decir que realmente lo estemos llevando a cabo, o que conseguiremos los
resultados esperados.
No se puede controlar todo todo el tiempo, ni tampoco la condición del universo es el equilibrio: sólo es un estado del fluir de la existencia. El cambio requiere del caos y del
equilibrio para ocurrir. Ambos son etapas necesarias.
Libra debe aprender a reconocer sus
límites: su influencia y su control tienen un alcance. Y está bien que así sea: la vida también nos demanda, en ocasiones, que nos dejemos llevar por una corriente con destino incierto. Hay que vivir de vez en cuando a ojos cerrados, Libra.